Pensar consume calorías, es verdad, pero la diferencia es mínima, la idea de que el cerebro consume el 20 por ciento de la energía corporal y su peso representa solo el 2 por ciento de todo el cuerpo hace pensar que se trata de un órgano que consume mucha energía.
Eso es válido sólo en el caso de que el cuerpo esté quieto, pues el ejercicio físico exige un gasto mucho mayor de calorías para activar los músculos.
Un estudio comparó a un grupo de estudiantes que trabajó intensamente en computadoras, con otro que descansaba. La energía que ambos usaron fue casi la misma.
Aquellos que hicieron trabajo mental ingirieron cerca de 200 calorías más. El cerebro toma su energía de la glucosa y la concentración hace bajar los niveles de glucosa en sangre.
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